No estoy hablando desde el punto de vista de los negocios, allí todo es rápido, práctico, más eficiente que en Europa, sino en el punto de ciudad todavía intensa.
La ciudad está sumida en recuperar el pasado glorioso de finales de los 50. La moda, las series de televisión miran con nostalgia a un pasado ya lejano. Y la ciudad, parece dejarse llevar por este nuevo ritmo, los negocios, el diseño de la tipografía en las tiendas que acaban de abrir, cuadra a la perfección con este nuevo enfoque de la ciudad.
En una tienda de bagels de Chelsea encontré este menú, que resume a la perfección esta nostalgia del pasado. Chelsea era el barrio bohemio, aquel sobre el que Nico cantaba su Chelsea Girls, ahora parece una calle de Disneyworld. Que me encanta disfrutar, con sus veredas arboladas y sus edificios de ladrillos, pero a la que le falta parte de esa energía que en algún momento la ciudad tuvo.
La de la ciudad más actual que existía.
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