sábado, 5 de octubre de 2013

alemania, un país en el que vivir, pero en el que mejor no hacerse viejo

recuerdo que cuando cumplí 25 años tenía un amante maravilloso en Tenerife, y las escapadas a la isla eran más que frecuentes. al haber vivido de niña en las Palmas de Gran Canaria durante unos cuantos años espléndidos, me sentía de nuevo en casa cuando iba a verlo; por supuesto que el haber llegado a Madrid de niña más mayor y haber dejado las islas es algo que a mis padres nunca perdoné. Por qué estamos aquí? en esta ciudad sin mar? donde los niños no cantan ni tienen un acento dulce tropical cuando hablan? donde hace frío en invierno? el caso es que en mi 25 cumpleaños este amante maravilloso me llevo a un café de el norte de Tenerife que tardabas un rato en llegar bordeando la costa, pero que cuando llegabas, estaba en un lugar prodigioso: encima de un acantilado, un lugar único donde se servían unas tartas espectaculares y lo único que veías desde sus amplios ventanales era el sol brillando sobre mar 360 grados. preciosísimo. riquísimas las tartas. En realidad el café lo llevaban una mujeres alemanas jubiladas, y creo que habían cumplido su sueño y más allá. mar. sol. vida deliciosa. aquí tienes tu tarta de cumple mi niña. feliz día. uno de esos momentos de la vida que se quedan hasta la tumba de hermosos.

muchos alemanes eligen las islas para su jubilación, se compran casas estupendas y viven felices su última etapa de la vida al sol. y no me extraña. ser viejo en alemania es jodido. y mucho. la gente está super sola. y a nadie le importa nada el resto de los vecinos. es extrañísimo ver el poco sentido de la comunidad que existe, así como el que el gobierno no se haga cargo -absolutamente de nada- pese al 40% del total de sueldo que por lo menos a mí, se me va mensualmente en impuestos. Alguien llama a la puerta, pienso que es mi novio que se ha dejado las llaves. Es la vecina de abajo. Frau S. -una mujer jubilada que trabajó como enfermera durante toda su vida-. Ha estado lloviendo durante todo el día sin parar. Me dice Frau B. del cuarto tiene la casa inundada, es sorda y está sola. Tenemos que llamar al portero, me tiene que ayudar. Por supuesto, pase, llamamos al portero- no vive en el edificio- pasa total del tema, es sábado y remite a un teléfono de oficina de el büro de los arquitectos del edificio. Al final terminamos llamando a la policía que envía a los bomberos.

Cuento esta historia porque ya van dos casos que veo de gente mayor, y cuando digo mayor hablo de entre 70 y más de 80 años en los que no hay nadie de la familia alrededor, viven solos, llenos de problemas y jamás viene nadie de las instituciones a ver qué pasa. Eso sí, los bancos, en cuanto cumples los 30 te empiezan a mandar ofertas de lo que tienes que pagar para seguros de cuidado en la vejez y demás.

Es todo rarísimo. Un país en el que se puede vivir un tiempo, pero no es un lugar en el que hacerse viejo. Para nada.

Deutschland über alles que te lo crees tú, colegui.

Archivo del blog