hay días como hoy, donde llego paseando hasta la playa en noviembre. y el camino está lleno de palmeras y naranjos, y el sol y la playa en pleno invierno tiene gente bañandose, me vienen flashbacks que me recuerdan a otros viajes al mediterráneo con veranos en invierno y los pueblos que parecen medio desérticos. como el viaje que hicimos con paul cuando recién nos conocimos y como volviendo al hotel por la noche en la carretera lo único que se veían eran naranjos y limoneros y no nos chocamos de milagro. y las palmeras y los dátiles y el único bar que encuentro abierto en todo el pueblo por estar en la costa cuando no es temporada porque nunca me ha gustado la playa con gente. todo este planteamiento mar/imágenes familiares supongo que tiene que ver con lo mal que a veces me sabe la distancia con gente a la que quiero pero que no tengo cerca. un paseo charlando, no hace falta más para volver a sentir esa cercanía. y el sol y la playa y el tener la opción de trabajar desde aquí que es maravilloso pero es un poco el siempre estar entre varios sitios a la vez y no estar en ninguno. con la maleta, con los aviones. proyectos que me llevan de aquí para allá. y la distancia. que a veces duele.
paul, un beso grande desde el mediterráneo.
f.