viernes, 27 de noviembre de 2009

el mar en noviembre

tiene ese tono medio grisáceo que no llega a ser plata, que no llega a ser azul. el agua buenísima, "está fría, estamos en noviembre" comenta alguien. puff, vivir en munich te hace cambiar muchísimo la perspectiva de lo que está frío y lo que no. aquí es como vivir en el norte de algun lugar tropical, con los cactus, las palmeras, la montaña que tiende a desierto y las horas que se paran.
maravilloso el baño. maravilloso la oportunidad de estar un día cualquiera de la semana trabajando con la música y en diez minutos de decidir tomar una pausa estar bañándome en la playa. la costa desierta, ni dios. elegir donde quitarse la ropa, y empezar a entrar jugando con las olas.
me ha limpiado todo todo todo lo que traía de subidas bajadas. el camino que estoy tomando también estando en munchen. al final todo es mucho más simple. todo el trabajo, los momentos de cuestionarse, hacerse preguntas, seguir, respetar también las pausas, esa dicotomía de ir y venir en la que sólo puedes seguir la intuición, se llena de sentido en momentos como el de hoy. la música es un regalo de la vida. es algo que me proporciona poder expresarme que carece de valor concreto. un juego, un ser sincera como parte de un camino en el que lo único que importa es llegar a compartir momentos e ideas con personas con talento y construir algo hermoso. algo que se haga real, que pase de ser una palabra o una idea a un sonido, un cierre de etapa para pasar a otro. que al final eso es lo que son los discos. cuadernos musicados. que además, pese a lo díficil que pueda ser en determinados momentos, me ofrece momentos plagados de belleza como el de hoy.
y la costa y el contorno de la costa el perfecto infinito plateado hasta que el sol mediterráneo lo llena todo de color y vida. y seca mi piel. con sabor a sal.