..."la entrega como renuncia, como acto de amor casi desesperado. Casi esquizoide. Dejar de lado lo que soy, descuidar la formación, la cultura. Desengancharme del tren adulto. Noches de vinos, cañas, fiestas, cocaína, M, charlas estúpidas/adolescentes. Hago composición de ellas y lo que me queda es una especie de vacío con momentos de sexo intenso pero fuera de todo equilibrio coherente. Y un ahogarme en mí por apenas poder comunicarme sobre lo que me golpea. Esas frustraciones, que de a poco, se van a terminar"...